Ir al contenido principal
Compartamos un poema:

La Bruja Luna y el Pirata Sol

Mirar al cielo
en las noches de luna,
escoger del castillo
de las torres una,
y mirar suspirando
palabras al viento.
Escoger de los sonidos
el de más peso,
para que llegue lejos.

Todos los días,
la Bruja Luna
tras preparar sus hechizos
y demás fortunas,
leer futuros,
masticar romero
y llenar de flores
todos los aposentos.
Al llegar la tarde,
quedaba en silencio
para quedarse en el banco
donde había más fresco,
donde no molestaban
en el horizonte,
edificios altos, ningún mastodonte,
ni tejados, ni techos.
Hablaba despacio a las flores cercanas
filosofaba,
alababa los colores,
los delicados olores
y contaba estrellas
con deliciosa paciencia.

De mañana mañana,
Pirata Sol
hizo su maleta
y viajando
encontró el castillo de la Bruja Luna.
¡cuán alto!
¡cuán quieto!
nada parecido
a su barco en el viento.
Llamó a su puerta
y al ver a la bruja,
sintió que de flores se llenaba su atuendo
y que en sus labios crecía
una sonrisa de caramelo.

Hablaron sentados
en los bancos cercanos
y decidieron que ambos
podian cambiar;
durante un mes el pirata
vería castillos, estrellas
y un horizonte eterno
donde equilibrar;
y la bruja,
un barco, el mar
y estrellas que guían
y no hay que contar.

Esther Ros

Comentarios